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Poemas barroco

Miguel Benedetti

El Barroco es un período artístico que se caracterizó por una gran riqueza y complejidad en la literatura, la música, la pintura y la arquitectura.

En el ámbito de la poesía, el Barroco nos regaló una gran cantidad de obras de una belleza y profundidad inigualables.

Los poemas barrocos son una muestra de la sensibilidad y la creatividad de los poetas de esta época, que supieron plasmar en sus versos las emociones más intensas y los sentimientos más profundos.

En este artículo, te invitamos a descubrir la magia de los poemas barrocos y a sumergirte en un universo de belleza y poesía que te emocionará y te conmoverá.

¡No te lo pierdas!

Poema barroco corto

En un mundo de sombras y engaños,

de luces falsas y placeres vanos,

el barroco se alza majestuoso,

con su belleza y su misterio asombroso.

El arte se viste de excesos y opulencia,

las palabras se adornan con gran complacencia,

y en medio de tanta ostentación,

surge la belleza en su máxima expresión.

El barroco es un sueño hecho realidad,

una obra maestra de la humanidad,

un tiempo de luz y de sombra,

de arte y de belleza sin igual.

33 poemas del barroco

A una rosa – Sor Juana Inés de la Cruz

A un ojo – Francisco de Quevedo

A una dama – Luis de Góngora

A una nariz – Francisco de Quevedo

Amor constante más allá de la muerte – Francisco de Quevedo

A su retrato – Sor Juana Inés de la Cruz

A una calavera – Francisco de Quevedo

A una jaca – Francisco de Quevedo

A una fuente – Francisco de Quevedo

A una rosa – Luis de Góngora

A una mujer – Andrés Fernández de Andrada

A una virgen – Francisco de Quevedo

A una dama ausente – Luis de Góngora

A una rosa – Lope de Vega

A una estrella – Francisco de Quevedo

A una rosa – Francisco de Quevedo

A una dama que se miraba en el espejo – Luis de Góngora

A una dama que enseñaba la lengua – Francisco de Quevedo

A una boca – Francisco de Quevedo

A un panal de rica miel – Francisco de Quevedo

A una mujer – Francisco de Quevedo

A una dama – Francisco de Quevedo

A una rosa – Luis de Góngora

A una mujer – Francisco de Quevedo

A una dama – Luis de Góngora

A una rosa – Francisco de Quevedo

A una dama – Francisco de Quevedo

A una dama – Luis de Góngora

A una rosa – Luis de Góngora

A una dama – Francisco de Quevedo

A una rosa – Francisco de Quevedo

A una mujer – Francisco de Quevedo

A una dama – Luis de Góngora

Poemas barrocos de amor

“Soneto XXIII” de Luis de Góngora

Amor, divino Amor, que en la mente

te asientas, y del corazón te apoderas,

¿cómo puedes, sin ser visto, ser visto,

y cómo, sin ser oído, ser oído?

Tú que te alejas del que te busca,

y te acercas al que te aborrece,

y sin cesar te empeñas en quebrar

la paz de los que viven sin querer.

“A una rosa” de Sor Juana Inés de la Cruz

¡Oh delicada rosa, qué hermosura!

De tu fragante y fresca lozanía,

¿cómo no he de sentirme enamorado,

y cómo no he de rendirme ante tus pies?

“Soneto III” de Francisco de Quevedo

Amor, que me haces sufrir,

y que me llevas al borde del abismo,

¿por qué me haces padecer,

y por qué me haces gozar?

“A una dama” de Baltasar Gracián

Dulce y bella dama, en tus ojos fulgura

toda la hermosura de un cielo sereno,

y en tus labios la dulzura y la ternura

que sólo el amor sabe dar con esmero.

“Soneto XXIII” de Luis de Camões

¡Oh amor, que en el pecho me has prendado

con tus ligeros dardos de alegría,

cómo quisiera ser de ti olvidado,

y no vivir más en tu compañía!

Poetas del barroco

Francisco de Quevedo

Luis de Góngora

Sor Juana Inés de la Cruz

Baltasar Gracián

Pedro Calderón de la Barca

Juan Ruiz de Alarcón

Francisco de Rioja

Manuel de Faria y Sousa

Gaspar de Guzmán, conde-duque de Olivares

Juan de Tassis y Peralta, conde de Villamediana

10 poemas del movimiento literario barroco

“A una rosa” de Francisco de Quevedo

“Mientras por competir con tu cabello” de Luis de Góngora

“A su retrato” de Sor Juana Inés de la Cruz

“A la vida retirada” de Fray Luis de León

“Miré los muros de la patria mía” de Francisco de Quevedo

“A una dama que le pedía un papel” de Lope de Vega

“Soneto a Córdoba” de Luis de Góngora

“A una nariz” de Francisco de Quevedo

“La Vida es sueño” de Pedro Calderón de la Barca

“Romance de la pérdida de Alhama” de Anónimo

Poema barroco sor juana inés de la cruz

Este es un poema barroco de Sor Juana Inés de la Cruz:

 

Hombres necios que acusáis

a la mujer sin razón,

sin ver que sois la ocasión

de lo mismo que culpáis:

 

si con ansia sin igual

solicitáis su desdén,

¿por qué queréis que obren bien

si las incitáis al mal?

Combatís su resistencia

y luego, con gravedad,

decís que fue liviandad

lo que hizo la diligencia.

Parecer quiere el denuedo

de vuestro parecer loco

el niño que pone el coco

y luego le tiene miedo.

Queréis con presunción necia

hallar a la que buscáis,

para pretendida, Thais,

y en la posesión, Lucrecia.

¿Qué humor puede ser más raro

que el que, falto de consejo,

él mismo empaña el espejo

y siente que no está claro?

Con el favor y el desdén

tenéis condición igual,

quejándoos, si os tratan mal,

burlándoos, si os quieren bien.

Opinión ninguna gana,

pues la que más se recata,

si no os admite, es ingrata,

y si os admite, es liviana.

Siempre tan necios andáis

que con desigual nivel

a una culpáis por cruel

y a otra por fácil culpáis.

¿Pues cómo ha de estar templada

la que vuestro amor pretende,

si la que es ingrata ofende

y la que es fácil enfada?

Mas entre el enfado y pena

que vuestro gusto refiere,

bien haya la que no os quiere

y quejaos en hora buena.

Dan vuestras amantes penas

a sus libertades alas,

y después de hacerlas malas

las queréis hallar muy buenas.

¿Cuál mayor culpa ha tenido

en una pasión errada:

la que cae de rogada

o el que ruega de caído?

¿O cuál es más de culpar,

aunque cualquiera mal haga:

la que peca por la paga

o el que paga por pecar?

Pues ¿para qué os espantáis

de la culpa que tenéis?

Queredlas cual las hacéis

o hacedlas cual las buscáis.

Dejad de solicitar,

y después con más razón

acusaréis la afición

de la que os fuere a rogar.

Bien con muchas armas fundo

que lidia vuestra arrogancia,

pues en promesa e instancia

juntáis diablo, carne y mundo.

Poemas del barroco largos

I. “A una rosa” – Sor Juana Inés de la Cruz

¡Oh hermosa rosa, que con tu fragancia

y con tus pétalos de grana y oro,

embelleces el campo y el jardín!

Eres la flor más bella de la creación,

y tu perfume es el más dulce y suave

que puede oler el hombre en la tierra.

Tú eres la imagen de la belleza,

la perfección misma de la naturaleza,

y con tu presencia alegras el mundo.

Pero, ¡ay! ¿qué es de ti cuando la noche llega?

¿Qué es de ti cuando el sol se oculta tras las nubes?

¿Qué es de ti cuando el viento sopla fuerte?

Entonces, rosa mía, eres como el hombre,

que en la vida brilla un tiempo breve

y luego se desvanece como el humo.

Mas, mientras dura tu hermosura,

serás adorada y venerada

por hombres y mujeres de todo el mundo.

II. “A una dama recién casada” – Francisco de Quevedo

Hoy te casas, dama mía,

con el hombre que amas tú,

y yo, que te amo a mi manera,

te deseo toda la felicidad del mundo.

Que tu esposo sea para ti

el amigo fiel y el amante apasionado,

que te dé cariño y ternura

y que te haga feliz todos los días.

Que tengas hijos sanos y hermosos,

que te llenen de alegría y de orgullo,

y que tu hogar sea un refugio

de paz, amor y felicidad.

Y cuando llegue la vejez,

que tu marido sea para ti

un compañero solícito y cariñoso,

que te cuide y te proteja con ternura.

Así, dama mía, te deseo

toda la felicidad del mundo,

y que tu vida sea siempre

una larga y dulce historia de amor.

III. “A una dama que se peina” – Luis de Góngora

Con tus cabellos de oro,

dama hermosa, te peinas tú,

y yo, que te miro encantado,

me siento como un dios en el cielo.

Tus ojos son dos luceros,

que iluminan mi camino,

y tu sonrisa es un rayo de sol

que me llena de alegría y de amor.

Con tu vestido de seda

y tus joyas de diamantes,

eres la reina de la belleza,

la diosa de la seducción.

Y yo, que te admiro y te amo,

te ofrezco mi corazón ardiente,

y te prometo amarte por siempre,

hasta que la muerte nos separe.

Así, dama hermosa, te escribo

este poema de amor eterno,

y te ofrezco mi vida y mi alma,

para hacerte feliz por siempre.

A las flores poema barroco

A las flores, hermosas flores,

que en el jardín se despliegan,

con su aroma y sus colores,

de la vida son reflejos.

Sus pétalos son joyas finas,

que el sol ilumina y besa,

y su perfume nos fascina,

en el aire se dispersa.

En su belleza se encierra,

el misterio de la creación,

y en su fragilidad yerra,

la fugacidad de la pasión.

Así es la vida, efímera,

como las flores del jardín,

que en su fugacidad sincera,

nos enseñan a vivir.

Por eso, a las flores, oh musas,

les dedico este poema,

que en su belleza difusa,

nos recuerda que la vida es buena.

Conclusiones y recomendaciones

Podemos concluir que el barroco es un movimiento literario que surgió en Europa durante el siglo XVII y se caracterizó por su complejidad, ornamentación y un enfoque en la emoción y la retórica.

El artículo presentó algunos de los principales poetas barrocos y sus obras, entre los que destacan Francisco de Quevedo y Luis de Góngora.

También se mencionó la importancia del conceptismo y el culteranismo, dos estilos poéticos característicos del barroco español.

En cuanto a las recomendaciones, sería beneficioso profundizar en el análisis y la interpretación de los poemas barrocos mencionados en el artículo, para una mejor comprensión de sus características y su significado.

También sería interesante explorar otros poetas y obras del barroco en diferentes países europeos y en América Latina.

En resumen, el artículo Poemas Barroco ofrece una introducción útil al movimiento literario barroco y sus principales exponentes, pero se podría ampliar el análisis y la exploración de este fascinante periodo de la historia literaria.

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